Os presentamos los primeros racimos de uva tinta garnacha (en la imagen en color rojizo), que en unos meses se habrán convertido en uno de nuestros vinos. Tras el letargo invernal, donde la vid permanece inactiva, la sabia vuelve a circular al comienzo de la primavera. La vid despierta y “llora” sabia por los cortes de los sarmientos que han sido podados, comenzando al poco la brotación o desborre.

Las yemas se hinchan y pequeñas hojas recubiertas de borra (un tejido fino parecido a algodón, también visible en las imágenes) van abriéndose paso. Gracias a este “algodón” de los brotes, se repelen depredadores, se evita la deshidratación y se regula la temperatura.

Poco después comienzan a aparecer también los primeros racimos.

La vid renace cada primavera. Es uno de los momentos más bonitos y emotivos.