Agitamos la copa con movimientos circulares para extraer y potenciar todos los aromas del vino. Los aromas primarios suelen estar presentes con la copa parada; cuando la agitamos, el vino se airea (se oxigena) y aparecen también los aromas secundarios y terciarios.

 

Aromas del vino

Los aromas primarios son aquellos aromas propios de la variedad de uva y del terruño donde está plantada la vid (influye el clima y el tipo de suelo). Por el contrario, los aromas secundarios son aquellos derivados del proceso de fermentación del vino. Por último, los aromas terciarios nos desvelan los matices del proceso de crianza en barrica del vino (si la hubiera), conservación y envejecimiento en botella.

Los aromas primarios son, en su mayoría, florales y frutales; los secundarios nos traen aromas a levadura, a pan, yogur o queso; los terciarios nos recuerdan a madera, tostados, café o vainilla, entre otros. ¡Un vino puede tener más de 800 aromas!

Se trata de descubrir, por el olfato, la personalidad y los matices de cada botella: las variedades de uva que se han empleado y su terreno, además de su fermentación y envejecimiento.

Así, en nuestro LaCruz Vega Autor, un Gran Reserva con 5 años de envejecimiento, destacan en nariz más los aromas a vainilla y tostados, mientras que en nuestro tinto joven, LaCruz Vega Syrah, están más marcados los aromas a frutos rojos y flores.